miércoles, 29 de mayo de 2013

Tras una copa de néctar encantada




Los rayos de Apolo entran en el aula,
deslumbrando de lleno algún semblante
y desconcertando a alguna tunante,
probando, furtivos, robar sus auras.


Nervios que se traducen en ingenio,
esfuerzo, simpatía y talento
al poder ver sintagmas con acierto;
letras indisciplinadas de un genio.

Cabellos despuntados y simpáticos,
acentos fugitivos, desterrrados,
que escapan de unos lápices anárquicos.

A una sacerdotisa consagradas,
alegres, divertidas y simpáticas,
en espera de ser recompensadas.

                  27-05-2013